Pequeñas cosas que hacen la vida emocionante
Todos los pájaros comen trigo ¡y la culpa al gorrioncillo!
Me encanta esta frase.
Así somos la raza humana, «la culpa» siempre al más débil…
Podría seguir filosofando… pero esto viene a que por accidentes de la vida tengo un gorrión en el patio de mi casa.
Se ha escondido y no lo veo.
La comida y el agua han desaparecido.
Al pájaro solo lo he visto esta mañana de refilón. 🙂
Esto lo escribí ayer.
Al gorrión hoy no lo he visto.
Pero la comida y el agua desaparecen… je, je… 😉
Me siento muy orgullosa al poder decir que le he salvado la vida.
El pajarillo ha estado escondido y solo salía para comer; en eso tendrá algo que ver que vivo con un perro.
Algunos días lo oía piar, me asomaba por la ventana y lo veía saltarín.
Se colaba en el patio del vecino y lo veía volar cada vez más alto.
Todos los pájaros comen trigo ¡y la culpa al gorrioncillo!
Ayer no lo ví ni desapareció la comida.
Pero de vez en cuando oigo un piar de pájaros muy cerca. Y hoy sí que ha desaparecido la comida y el agua estaba «esturreada».
Estoy contenta. Está surcando el aire con otros gorriones y viene de vez en cuando a visitarme!!
Bueeno, eso pienso yo!… 😉
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Adrenalina sin colorantes
Hace tres o cuatro días me perdí por el monte buscando consuelo; lo hago a menudo…
Y lo encontré; pero en una de mis paradas olvidé el collar que le había quitado a Gioco (mi fiel amigo) para que corriera a gusto.
Llevo tres días volviendo sobre mis pasos intentando reconocer los sitios, y esta mañana por fin lo he encontrado.
El collar estaba esperándome -como no-, pero custodiado (a una distancia relativa, menos mal…) por una culebra de medio metro por lo menos, – ¡me ha parecido muy grande!-, que estaba gordita y hacía ruido de serpiente…
¡Me he pegado un susto, que ni perdida en el Amazonas!
He seguido mi camino y he visto perfectamente un conejo correr como alma que lleva el diablo, y a Gioco detrás.
Ha ganado el conejo, le iba la vida en ello… 😉
Como nosotrxs.
Ganaremos. Nos va la vida en ello 😉
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Historia de un vencejo
Caminando el otro día tropecé con un pequeño vencejo chiquito; “carne de cañón” para los gatos vecinos.
Por aquello de no complicarme la vida y no alterar el ritmo de la naturaleza pasé de largo; pero seguía en el mismo sitio sin moverse cuando regresé de mis recados.
Pensé que por desgracia la naturaleza ya estaba suficientemente alterada, así que lo cogí.
Bebió y comió el pan que le di; si sobrevivía a la noche me preocuparía de su alimentación, pues los vencejos son aves insectívoras.
Pasó la “prueba” y le busqué hormigas en un parque que engulló con avidez.
Para protegerlo del calor cordobés del mediodía lo llevé dentro de mi casa.
Cual fue mi sorpresa cuando vi al animal que trepaba una y otra vez por el sofá moviendo las alas.
Arrancó a volar en dos o tres ocasiones.
Pensé sin dudarlo que aquel bichillo merecía otra oportunidad y llamé al Centro de Recuperación de Aves de Córdoba donde lo cuidarán y le darán lo que necesita.
Estos pájaros están protegidos, suelen ser monógmos, y no hacen otra cosa más que volar. Comen abriendo el pico, y duermen e incluso copulan volando.
Espero que mi pollo consiga alzar el vuelo y vivir su vida de pájaro.
Algo me dice que sí…
P.D.
Me llegó una carta del Centro de Recuperación de Aves de Córdoba dándome las gracias y diciéndome que el pájaro estaba recuperado y lo habían soltado 😉
Cuáantoo deberíamos aprender de los animales… el mundo sería más humano…