Las personas vemos e interpretamos el mundo según las vivencias y el aprendizaje que hemos tenido.
Si cerrara la boca ante una realidad para mí tan evidente y que ha determinado todos los aspectos de mi vida, iría en contra de mis propias vivencias y creencias.
Si hubiera nacido hombre, mi vida hubiera sido otra. Ni mejor ni peor, otra.

Confesiones…
Soy una mujer y suelo aburrirme en las “reuniones de mujeres”. Y soy una mujer a la que no le suele gustar como la tratan muchos hombres.
Respondemos demasiado bien a los patrones sociales tradicionales y todo resulta demasiado previsible…
El tema de género no solo me interesa, es que me atrapa como algo elemental para un mejor vivir; porque quiero una flexibilidad de pensamiento, una flexibilidad estructural que permita patrones sociales diversos, que no encasillen a las personas.
Por mi educación, vi que el ma-padre no era perfecto. Y por esa misma educación, he comprobado que pueden modificarse los patrones aunque hayan sido grabados con sangre. No, no es nada fácil.
Hay que tener coraje para enfrentarse al sistema patriarcal que nos ha criado y que lo dirige todo; en mi caso, porque supone “enfrentarte” no solo al género masculino, sino muchas veces también a tu propio género. Casi siempre.
Cuando una expone su pensamiento, y se expone como lo estoy haciendo yo, se enfrenta a la soledad, a las miradas, a los comentarios o a los silencios.
Confesiones…
Confieso que me siento arropada por estos señores que están avalando mi discurso (ver entradas masculinidades, identidades…).
Hay muchas grandes mujeres también; pero parece que si son hombres los que hablan de estas ideas tienen otro peso en el subconsciente colectivo. Ahora soy yo la que aprovecha el Sexismo.
Lo queramos o no, las cuestiones de género siguen estando demonizadas. Pero es que el callarme la boca y el bajar la cabeza me enferma 🙁
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Virginia
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