Érase una vez una ostra y un pez.
¿Cómo decirle que lo único que deseaba era contemplar aquella belleza y compartir las sensaciones que le causaban?
El pez se quedó pensativo preguntándose qué podía hacer.
De pronto se le ocurrió una gran idea, ¡pedir ayuda!.
La fábula de la ostra y el pez
Sabía que existían por aquellas profundidades otros peces muy conocidos por su habilidad para abrir ostras y
pensó dirigirse a ellos, pero dudaba.
“Aquellos peces seguro están muy ocupados y no podrán ayudarme. ¿Y qué puedo hacer entonces?”
Tras pensar un rato llegó a la conclusión que lo mejor era informarse por otros animales, de cuál era el mejor
momento para abordar a aquellos peces y qué tendría que hacer para presentarse.
Así lo pensó y así lo hizo. Después de informarse, se dirigió hacia ellos.
«Necesito vuestra ayuda. Siento grandes deseos de conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo porque cuando me acerco cierra bruscamente su concha. Sé que vosotros sois muy hábiles en abrir ostras y por eso vengo a pediros ayuda».
El pez continuó explicándoles las dificultades que tenía y los intentos por resolverlas.
Llegó a hablarles de la sensación de impotencia que le entraba y los deseos de abandonar tras tantos intentos fallidos.
Los peces le escucharon con suma atención y le hicieron notar que entendían su desánimo, pues ellos se habían encontrado en circunstancias similares.
Le felicitaron por el interés que mostraba en aprender y por la inteligencia que demostraba tener al pedir ayuda y querer aprender de otros.
El pez se sintió mucho más tranquilo, y esperanzado les contó los temores que tenía al pedirles ayuda y fue “abriéndose” cada vez más a toda la información que aquellos avezados peces le facilitaban.
Escuchó con atención cómo ellos también habían aprendido de otros peces y cómo incluso hacían cursos de entrenamiento en abrir ostras.
Escuchó cómo a pesar de sus habilidades había algunas ostras que les resultaban difíciles de abrir, pero esa dificultad les estimulaba a seguir investigando y reunirse para intercambiar conocimientos y mejorar sus prácticas de abrir ostras…
Pienso que esta historia puede servirnos para pensar en el desencuentro que vivimos actualmente los hombres y las mujeres.
Identidad, patriarcado, sexualidad
Le falta el final. ¿Se lo das tú? 😉
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