«La ostra y el pez»
…Los peces continuaron en animada conversación.
– Algo muy importante que has de lograr es suscitar en la ostra el deseo y las ganas de comunicarse contigo.
– ¿Y cómo podré lograrlo?
– De la misma manera que has logrado comunicarte con nosotros y «abrir nuestras valvas» de pez.
Tú deseabas que nosotros te escucháramos y te prestáramos ayuda. Nos has dicho que dudabas de si podrías lograrlo, pero diseñaste un plan de acción. Te informaste acerca de nosotros, pediste honestamente nuestra ayuda, reconociste nuestra competencia y veteranía en abrir ostras, y tuviste en todo momento una mirada franca, serena y firme.
– Sí es verdad, eso hice, y mis «valvas de pez» se sintieron también abiertas al notar que me escuchábais con atención.
– Claro todo esto suele ser recíproco, contestaron los peces.
– Muy bien, pero ¿cómo podré hacerlo con la ostra? No conozco su lenguaje, sus costumbres, sus miedos, no conozco lo que le agrada…
– Bien, también has diseñado un plan de acción para «abrir la ostra». El primer paso ha sido el de visitarnos para que te informemos de sus costumbres, de sus miedos, de todo aquello que le agrada…
Los peces continuaron asesorándolo. Le invitaron a pasar largos ratos observando el comportamiento de la ostra.
Le invitaron también a asistir a alguno de los cursillos que organizaban y le regalaron «El Manual del abridor de ostras».
Tras varias semanas de observación, aprendizaje y entrenamiento, el pez pudo por fin disfrutar con aquella bellísima ostra. Pudo ¡al fin!, lograr entrar en sus interioridades y compartir las sensaciones que le causaba.
Pudo también abrir otras ostras, incluso ostras extremadamente sensibles que se cerraban con suma facilidad…
Fin
…Algo muy importante que has de lograr es suscitar en la ostra el deseo y las ganas de comunicarse contigo…
¿Qué opinas?