«DESEO»
Cuando Julián entraba en el Museo, la monotonía se quedaba en el exterior mientras él se perdía por pasillos y salas. El murmullo constante, el zumbido de los pasos, los turistas atentos a guías que explican las excelencias de las obras. Le bastaba oler este ambiente para que su mediocridad se diluyera como los colores en la paleta del pintor.
La mañana se consumía. Absorbiendo cuadros se olvidaba del hambre y el cansancio que comenzaba a sentir. Cuando notó su presencia, miró el reloj. Era tarde. Se encaminó a la salida con la intención de volver al día siguiente, pero antes de llegar, el muro blanco se rompía abriendo un paso, oculto tras una cortina. Colgado sobre ella, un cartel anunciaba: «PRÓXIMA INAUGURACIÓN». El bedel le informó que aquella zona estaba reservada para exposiciones itinerantes y que pronto albergaría una dedicada a pintores noveles. Mientras le escuchaba vio asomar bajo la cortina unos zapatos, unas sandalias tal vez, rojas, de alto tacón que encadenaban unos tobillos de mujer. Continuó miranado, pero frente al bedel se sintió incómodo y caminado deprisa, salió del Museo.
En la entrada, nuevas oleadas de turistas esperaban para pagar. Se contuvo en la tentación de sumarse a ellos. Un zapato rojo empezaba a taconear incesante en la puerta de su mente.


ALMUDENA GOSÁLVEZ LÓPEZ
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