
Imaginación
Si no recuerdo tu nombre.
¿Te acuerdas de lo dicho bajito?
¿Del color de mis manos?
Que se posaron en ti muchas noches
que callabas y… me sonsacas.
¡No te enfades!
Si no pude ver tus ojos
teniéndolos abiertos,
sabiendo que estabas.
Sujeté la noche con alfileres,
para retenerla junto a ti.
¿No te enfadarás?
Porque envejecí,
y tú, tan blanca como el jazmín,
viste mis sueños heridos.
Dejé la ventana abierta,
para esperarte e irnos con el viento.
La verdad
La verdad, es la flor que se mira
y pocos quieren llevar en la mano.
A veces le arrancamos los pétalos
para buscar al sol sin heridas.
Quiere ir sin verse en ramajes
de tapias oscuras, estando las arañas
tejiendo el mañana, y sí esconder,
las pisadas estando la luz apagada.
La noche es un callejón de farolas
apagadas, donde se cambia el ropaje
y engañan con disfraces de máscaras.
Ocultando las luces de colores.
El viento sabe correr y despeinar,
para verse rostros y miradas
que ocultan sus titubeantes ideas
de pisadas, a un sol desprevenido.
Veletas sin direcciones,
no las sujetéis desde abajo.
Dejad sonar el timbre de campanas,
como viento de palomas volando.

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