Desbordada de ausencia por los siglos de los siglos, fuera de la cama he sentido frío. Me ha dolido la sangre, horrorizado el grito; callado la palabra, paralizado el castigo. Buscando cobarde abrigo fuera de la cama. Con hambre de estar contigo.
Mariposas muertas
Las palabras que no dijimos permanecerán. Sigo preguntándome a qué sabe tu boca. Pero ya no me produces insomnio. Solo he de retirar miles de mariposas muertas del estómago.
Para los terroristas del amor,
desde mi estómago rebosante
de mariposas muertas
Virginia (Mayo 2012)

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