Para quienes deciden irse… con amor y respeto
Virginia Woolf fue una escritora británica, considerada una de las más destacadas figuras del modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional.
«Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción»
Virginia Wolf
El día 28 de marzo de 1941, por la mañana, a los cincuenta y nueve años de edad, la escritora Virginia Woolf se ahogó voluntariamente en el río Ouse, cerca de su casa de Sussex. Era un día frío y luminoso. Había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf, las dos personas más importantes de su vida.
Virginia Woolf
Las circunstancias exactas no se conocen bien, pero se cree que contribuyeron al problema psicológico que sufrió la autora, un trastorno bipolar.
Esta es la nota que dejó para su marido:
«Querido: Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor.
Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció.
No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás.
Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno.
Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.»
VirginiaWoolf
Eran las once y media aproximadamente y caminó hasta el río apoyándose en su bastón.
Al parecer ya lo había intentado anteriormente ya que unos días antes había regresado con la ropa y el cuerpo completamente empapados, después de uno de sus paseos. En aquella ocasión dijo que se había caído, pero seguramente aquel fracaso le sirvió para descubrir que lo que debía hacer era meter una piedra pesada en los bolsillos de su abrigo. Así no volvería a fallar.
Y eso fue lo que hizo.
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