AMANECER CONTIGO
Aleteos de pájaros, tu risa
en mis oídos;
repique de campanas, tu voz,
al pronunciar mi nombre;
tus pasos, ¡oh tus pasos!, rompiente de caracolas
cuando cruzan el dintel de la puerta
y te precipitan
en el lecho de raso que te aguarda.
Y ya allí, imperiosos tentáculos
en torno a tu cintura,
luminarias de fuego entre los ojos,
se desgrana el grito
que la boca muerde.
Si tú no amanecieras conmigo
al alba, cada mañana, ya nunca despertaría.
Eloísa Sánchez Barroso
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