
Tiempo revuelto, lluvias, calor…
los árboles pasan deprisa, parecen
formar las paredes de un inmenso túnel.
El tren traquetea, se está haciendo de noche.
A mis cuarenta, parece que todos los días
son una fiesta. El deseo acallado, la mente
aún se deleita en la belleza, esa boca
que será besada en vano.
Una armadura de castidad.
Noche de viaje, luna llena
en un año de trece lunas.
Si no fuera por la armadura…
La gente. Es alegre desperdiciar
la energía, uno va como cara al viento,
pero todo le sucede
y a lo malo responde con odio.
«El amasijo»
El amasijo, mezcla informe.
Sustancias peligrosas junto a mierda, abandono, basura.
Sin embargo, han brotado una margarita
y unas hierbas verdísimas.
Toda derrota lleva consigo una victoria.
Ha triunfado el espíritu del bosque
que se apoya en lo humilde, la vida sigue pese a todo.
Unos días de lluvia y el amasijo se disuelve:
agua, sol y tiempo es lo único que necesita.
Y la responsabilidad humana.
Pues sí Rafa, la vida sigue pese a todo 😉