Estoy arrancando a escribir y sinceramente me gustaría hacer un discurso que no sonara derrotista.
No sé cómo sonarán los míos pero os aseguro que no me siento derrotada, solo espero mi momento, que llegará; y en la espera, eso sí, desespero.
Sigo pensando que estamos creando una sociedad vacía, cruel e individualista. Decir otra cosa me sonaría falso. Como me ha sonado falso esta mañana el feliz año que me han deseado.
Como falsas me suenan las noticias de recuperación económica cuando la gente sigue emigrando y yo sigo sin trabajo.
Será mi clarividencia, como dice Claes Andersson.
Ya de pequeña le preguntaba a los profesores por qué las niñas no podíamos ser delegadas de curso.
El feminismo vino después; pero se ha quedado a vivir conmigo.
Creo que nací rebelde.
Y… aquí estoy.
Sin responder a lo que se espera de mí y sin que me valga lo que me voy encontrando –Globalizadas-.
Se sigue enalteciendo la maternidad -y ahora también la paternidad-, que no deja de ser la perpetuación de roles… como si no hubiera otras opciones de vida.
Y es que socialmente… no las hay.
Y ahora con la crisis… fff, las relaciones sociales se están moviendo. Están l@s guap@s que tienen trabajo -aunque sea un trabajo de mierda-, y l@s que no lo tienen.
¡Qué difícil mantener la cabeza alta cuando tu propia gente te recuerda constantemente el desempleo! El puto trabajo.
¡Qué asco me da la política! ¡Y los poderosos! Y la Merkel.
Una de las cosas por las que estoy orgullosa de mí este 2014 -aparte de la publicación de Playa Verde y de… muchas cosas…-, es la de haberme hecho socia de Greepeace, que crece y continúa manteniendo su independencia.
Espero que sigamos haciendo pupita…
¡Qué buenas me han salido hoy las lentejas!
¡Es jodido estar hecha de carne y tener que vivir como si estuvieras hecha de hierro!
que a perro flaco… ya se sabe…
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