Todo se complica.
Algo me dice que debo seguir escribiendo, aunque a veces me asalte la duda o la pregunta de para qué o para quién?
Reflexiones de una luchadora cansada
Me siento náufraga en una isla desierta, o pez nadando contracorriente.
Lo que siempre ha sido difícil ahora parece msión imposible.
Cuesta trabajo mantener la dignidad cuando todo está en crisis.
En un individualismo feroz y una competencia insoportable… se están convirtiendo nuestras relaciones humanas.
Gente simple que se siente con poder, -lo tiene-, y gente poderosa obligada a parecer simple.
También hay gente, algunas, en las administraciones -en algunas-, cuyas caras tristes reflejan la necesidad de un no se qué. Y otras, que sorprendentemente son amables.
Sí, sorprende, no estamos las mortales acostumbradas a semejante trato.
Otras tan estúpidas como siempre…
Es utopía la ilusión, el entusiasmo se castiga, «¿qué se habrá creído?», ¡que nadie se salga del tiesto!, no son tiempos para la felicidad, todos a perecer.
Solo sobreviven los autómatas silenciosos.
Y las autómatas… nosotras siempre detrás.
Esta sociedad muere. Nos estamos matando.
Noticias ensangrentadamente trágicas inundan nuestros telediarios.
Y nos inventamos nombres como refugiados, inmigrantes… Violencia de género…
Mismas caras de una cruel realidad que permite la muerte y umillación de inocentes.
¡Pero sonríe mujer, que ¡hoy es Ocho de Marzo!
¿Qué opinas?