Este artículo lo escribí en el 2010, cuando llevaba tiempo trabajando en la Administración Pública.
Ahora no sabes si quejarte de lo mal que funciona todo o de que no tienes trabajo.
Porque se necesita dinero para vivir, pero tal como está la cosa, una no sabe si compadecerse de los que trabajan; de algunos, claro…
Me siento muy afortunada por disfrutar de mi libertad.
Tengo tiempo para desarrollarme a través del Arte, y me he reciclado.Me estoy haciendo «protestona profesional», nunca he tenido tanto tiempo para poner hojas de reclamaciones… claro que no me pagan…
Lo que sí puedo decir, es que cambia todo cuando te cortan las alas y te toca vivir una vida para la que no te habías preparado.
Y como no hay nada que perder te arriesgas a vivir.
Y vives momentos de felicidad.
Entonces aprendes a valorar la vida y comprendes que no te abandonará.
Lo que la vida te quita, luego te lo da. Ella siempre pone las cosas en su sitio.
Administración pública
Administración Pública
«Tres años de trabajos esporádicos en la Administración Local y un aterrizaje reciente en el Servicio Andaluz de Salud, dan al menos para formarte una opinión al respecto. Lejos de la esperada oportunidad para desarrollar mi carrera profesional en unas óptimas condiciones de trabajo, tras conocerla un poco, la administración se me convierte en un magnífico aparato del estado para que este sistema continúe inamovible.
Es una perfecta organización donde “nadie” tiene responsabilidad, pero a la que “todo” el mundo contribuye; donde “todo” el mundo haría las cosas de otra manera, pero donde “nadie” hace nada diferente. Ahora quieren privatizar los servicios públicos con el Decreto Ley 5/2010. Y yo me pregunto, ¿más?.
Porque en estos feudos públicos donde se maneja nuestro dinero y nuestro bienestar, funciona muy bien el amiguismo, y cualquier opinión discrepante o intento de hacer las cosas de manera diferente, aparte de misión imposible, es vista como amenaza e ignorancia de las funciones a desempeñar.
Claro que esto en mi caso, lo da el carácter eventual de los contratos que se están realizando, con los que poco puedes hacer más que sobrevivir en esa jungla burocrática, donde las tareas se disipan y donde sueles ser la válvula de escape del funcionariado, subyugado por la propia inercia del sistema; o de las personas usuarias de los servicios que no ven respuesta a sus necesidades.
No pretende ser este un ataque a las individualidades profesionales que no pongo en tela de juicio, sino una reflexión que creo necesaria en estos tiempos que corren. Nos están recortando derechos sociales y yo me pregunto, ¿qué está pasando con el dinero público?»
V. F. R.
Eternamente, “la nueva”, una simple y eventual contratada. 2010
¿Qué opinas?