La amistad, que rápido nos nace en la boca y qué difícil llenarla de contenido.
Cómo pasamos por la vida riéndonos del mal ajeno, sintiéndonos importantes.
Y olvidándonos de los malos momentos que nos llegarán, en cuanto acaben los del vecino.
Y echarás la culpa, siempre echarás la culpa a lo que sea, al que sea, menos a una misma, nunca a una misma… Y el verdugo más cruel está dentro, tan dentro que no solemos verlo.
Entonces suplicarás -si puedes- compañía.
Y te encontrarás sola, con el vacío de las que se sienten con el derecho a abandonarte.
Sólo reirá la persona que se ha atrevido a hacer el camino en soledad; porque aunque te necesite, no te echará en falta.
Mi, Tu, Su… Navidad, ¿cual es la tuya?
Ando estos días con la solidaridad removida, pensando en cuántos mundos diferentes conviven al mismo tiempo.
Unos aquí, mirándonos sin vernos, hablándonos sin escucharnos…, otros esparcidos por el planeta tierra que ni siquiera conocemos, pero con los que compartimos el sol, la luna, los mares y hasta la mierda.
Mi, Tú, Su…
Llega la Navidad.
Navidad, ¿cuál es la tuya?
La Navidad
Pasará por encima de los que no tengan con quien celebrarla, o con qué celebrarla; o no tengan nada que celebrar.
Pasará por delante de los pequeños comercios que apenas venderán para saldar deudas; mientras las grandes superficies engordan sus barrigas y sus bolsillos.
Pisoteará a quienes mendigan dignidad, derramando caridad.
Pasará por encima de mis narices.
Y de las tuyas.
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