Si hay algo que define nuestra identidad como mujeres es la menstruación, la regla, esa capacidad de dar vida; esos cambios que se producen en nuestro cuerpo cíclicamente y que lejos de proporcionarnos fortaleza y orgullo de género, nos produce malestar, irritación y hasta vergüenza.
Existen ritos en otras culturas para celebrar el paso de niña a mujer, para compararlos con nuestra cultura occidental tan lejana a la esencia femenina.
Menstruación
«…Imagina que eres una niña Apache. El día que empiezas a menstruar, te sientes muy orgullosa porque sabes que todo el pueblo va a celebrarlo contigo. Vas a la cabaña de tu madrina con una pluma de águila para darle la noticia. Ella te va enseñar todo lo que necesitas saber para convertirte en mujer.
Primero vas a una cabaña especial, y te quedas sola durante un tiempo. Haces un ayuno para limpiar tu cuerpo. Cuando estás lista, tu madrina te explica que te ha bajado la regla porque ahora eres fértil y podrás tener tus propios hijos.
Te enseña muchas cosas sobre la menstruación, la fertilidad, la sexualidad, la contracepción y los rituales femeninos. Mientras estás aprendiendo con ella, las mujeres te hacen un vestido especial.
Tu madrina te prepara para tu ceremonia, enseñándote un baile especial. Por ultimo, hay una gran celebración con toda tu comunidad. Recibes muchos regalos y bendiciones, y después, como “dadora de vida”, das tus bendiciones a la tribu….»
¡Qué diferencia con el secretismo y la vergüenza con que la vivimos en nuestra cultura occidental!
…»Al principio, sólo era consciente de sentirme muy irritable y sensible unos días antes de la menstruación, y notaba por supuesto la regla, que era para mí una gran molestia, porque era muy dolorosa durante dos o tres días. Poco a poco empecé a ser más consciente de mi estado de ánimo, mis deseos, mis sueños, mi nivel de energía, y mi sexualidad durante todas las diferentes fases de mi ciclo menstrual, y, a la vez, de su conexión con la luna…»
Menstruación
Puede parecer que la menstruación es un hecho sin importancia; sin embargo es una realidad que vivimos las personas de sexo femenino, todas, independientemente de su orientación sexual o del tipo de vida que haya elegido vivir.
…»Sin embargo, vivimos en una sociedad altamente masculina y lineal, en que la realidad laboral y individualista hace muy difícil que las mujeres descansen durante unos días al mes como sus cuerpos lo piden. Dentro de lo posible, es una oportunidad para apoyarnos entre mujeres y recibir el apoyo de nuestras familias, para que podamos retirarnos una vez al mes y seguir el ritmo de nuestros cuerpos, o por lo menos ir más despacio, y reconocerlo y honrarlo como un estado especial…»
Y tristemente, si las mujeres nos sinceráramos, contaríamos muchas anécdotas respecto a esto; como cuando expresas una emoción no asignada al género femenino, y alguien… te dice para justificar esa osadía, ¿qué pasa, que estás con la regla…?
Si los hombres tuvieran la regla se vanagloriarían de ello, sin duda.
Menstruación
Nuestro mundo femenino es fértil, de tierra, y debería de ser de orgullo y respeto con nosotras mismas:
…»El hecho de tener contacto directo con tu sangre al lavar la copa o la esponja en agua me hizo afrontar muchos prejuicios y pensamientos negativos. Pero con el simple acto de verter este líquido rojo en la tierra de las plantas, entendí que las células que mueren en mi útero y son transportadas en la sangre menstrual son un alimento para la tierra, lleno de hierro y otros nutrientes. Los mismos ciclos de la naturaleza —las estaciones, la luna, el sol— están reflejados dentro de mi propio cuerpo. Lo que muere da a luz. Ahora no es algo repugnante, sino símbolo de mi fertilidad, de mi esencia femenina, y de mi conexión con la tierra…»
Supongo que leer sobre esto ayuda a vivirnos mejor.
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