Bueno, este relato está llegando a su fin. Hay muchos temas de los que podíamos debatir y que además están a la orden del día: ¿promiscuidad de Sagrario?, ¿maltrato por parte de Gregorio?, ¿del pintor?, ¿libertad sexual?, ¿abusos?, ¿miedos?, ¿estereotipos?, ¿convencionalidad?…
Capítulos 4 y 5
El desenlace I
Sagrario se convirtió en una obsesión para Raimundo.
Al principio la observaba a escondidas, pero tras la marcha de los pintores el hombre sentía que Sagrario era sólo para él. Deseaba tocarla y acariciarla con todas sus fuerzas, penetrarla por todas partes y se había jurado que lo haría.
Pero sus sentimientos eran pura contradicción.
En un par de ocasiones había intentado acercarse a la profesora y ella lo había rechazado.
Herido en lo más profundo de su orgullo no podía tolerar aquel agravio.
Esa mujer se había obstinado en despreciarlo igual que todas.
Raimundo pensaba desengañado que las mujeres a lo largo de su vida se habían empeñado en menospreciarlo, y sólo podía odiarlas; su madre no luchó por su vida; Eduarda sólo se ocupó de él para acallar su conciencia; Margarita nunca lo defendió; las putas, unas falsas interesadas, y Sagrario una zorra traicionera como todas.
La profesora se había sumido en un estado de inerte pesimismo desde que se fueron los pintores; había vuelto la cotidianidad a su vida. Ni el olor a limpio en el colegio, ni las caras felices de la chiquillería al verlo todo distinto, producían en ella el más mínimo entusiasmo.
Estaba harta de tanto silencio y de tanta quietud.
No paraba de darle vueltas a la cabeza, y le rondaba constantemente la idea de abandonar voluntariamente la plaza y regresar a su ciudad.
La invadía un extraño y oscuro sentimiento; y para colmo el cabrero no hacía más que incordiarla.
Lo peor de todo era que a veces, cuando lo sorprendía mirándola con esa cara de lascivia, Sagrario sentía miedo.
Aquella tarde al acabar la clase la profesora se encaminó a casa por la ruta de siempre. Miraba de reojo a los lados porque llevaba un rato andando y tenía la sensación de que no estaba sola.
No veía nada especial, los pájaros cantaban y revoloteaban en las ramas, el aire mecía las hojas…
Disimulando su inquietud, Sagrario caminaba.
Raimundo estaba escondido disfrutando de ver el desasosiego de la mujer.
Cuando creyó suficiente la tortura salió al encuentro y Sagrario dio un respingo sin poder contener el susto:
– ¡Aahh, Raimundo joder, estoy harta de verte por todas partes! –dijo furiosa.
– Ah, mira la profe, ¿pero de follar no te hartas? –le contestó sonriendo Raimundo cortándole el paso.
Sagrario sobresaltada intentó andar deprisa, pero Raimundo se interpuso en su camino y cuando se dio cuenta estaban lejos del sendero.
– ¿diios, déjame en paz? –gritó la profesora desesperada.
Pero el cabrero arrastró a Sagrario hacia él, le agarró las nalgas y pegó su cara a la de ella para decirle:
– Vas a ver ahora quien folla mejor, si el pintor o yo. ¿Por dónde quieres que te la meta, por el coño o prefieres por el culo? Putita, que eres una puta…- e intentó besarla…
El desenlace II
Capítulo 1
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