Se enredaron las curvas de ella en los pensamientos de él.
No pudieron desatarse.
AMOR EN EL FANGO
Había perdido la cuenta de las veces que intentó volver a casa acompañado por ella.
Ella, emanaba desprotección, orgullo, supervivencia… Un olor que lo volvía loco.
Fue inmensamente feliz cuando después de mucho mendigar, una noche sin esperarlo accedió a ser su acompañante de cama. Ella…
Llegaron al cuarto, la puso delante del espejo y le dijo “mira lo bonita que eres…”
La recorrió entera.
Que me miraba, me miraba; siempre me ha mirado.
Ponía interés; aunque supongo que no el suficiente, porque solía terminar sus noches revolcándose en otras camas. No lo culpo, siempre he tenido un ritmo… diferente.
Aquella era una aburrida noche, tan aburrida que hice algo distinto; cambié dos letras, y en vez de no, dije sí.
Me encontré un hombre tierno, suave y entregado.
Yo sin embargo estuve fría y distante. Solo noté calor cuando se entretuvo entre mis piernas un buen rato… mucho calor… aunque no llegué a correrme.
Llovió, tronó, hizo un calor asfixiante… pasaron muchos días… y muchas veces…
Una noche cualquiera, sí, sí, no era el colocón, era ella!
Casi se cae pero se sentó, se sentó a su lado.
Ella ausente, como siempre.
Se acercó para darle de lo que estaba bebiendo que no se acordaba qué era, y la respiró.
Mmmmm, qué olor… recordó su sabor, y no pudo evitar acariciarle la pierna y levantarle la falda. No recuerda si protestó. Algo dijo, pero para entonces ya había llegado a su centro más caliente.
Y comprobó que había pelo y estaba mojado.
Ahí estaba, mirándome. Ese tío siempre estaba mirándome.
Creí que se caía encima de mí, pero no, se sentó el cabrón; y entre que sí que no, ya estaba comiéndome sin ninguna vergüenza.
Abrí las piernas.
¿casualidad o causalidad?
…siempre se encuentran en los infiernos…
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No te tomes la vida demasiado en serio. Nunca saldrás vivo de ella (Elbert Hubbard).