Hoola a todas personas del mundo.
Este artículo que escribo tiene que ver con el uso del lenguaje no sexista.
¿Por qué?
Como mujer y feminista me entristece la ridiculización –por parte de algunas mujeres y hombres- que se hace de las propuestas para conseguir la no invisibilización del género femenino en el lenguaje.
La lengua es el instrumento de comunicación más importante; es la materialización de nuestro pensamiento y nuestra herramienta para construir el mismo. Es algo vivo, está en constante movimiento.
Igual que adoptamos anglicismos para nombrar nuevas realidades, los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad actual necesitan que el lenguaje se adecuen a ellos.
Lo que no se nombra no existe 
Hoy los valores de igualdad son considerados políticamente correctos, pero hasta que la sociedad no asuma y haga un ejercicio de sinceridad, la igualdad de género en el lenguaje seguirá siendo caricaturizada y ninguneada.
La práctica va mucho más lenta que la teoría.
No podemos olvidar que hasta hace sólo unas décadas las mujeres teníamos el mismo tratamiento que niños y locos, y necesitábamos permisos paternos o de los maridos para hacer cualquier gestión.
No es extraño pues que las reivindicaciones femeninas sean ridiculizadas. Hay una inercia feroz a mantener las cosas como están.
Y no estoy hablando de economía del lenguaje sino de visibilizar a La Otra mitad de la población.
Me encantaría conocer tu opinión 🙂
(Publicada 12-10-2017)
Parece que nunca es suficiente hablar de este tema.
Quien manda, manda, e impone su código
Antoine Meillet que podría confundirse con una persona del género femenino, en 1921 ya escribió: «Las innovaciones lingüísticas proceden, en parte de hechos anatómicos-fisiológicos o psíquicos, pero quien fija las normas y determina el desarrollo son las condiciones sociales en las que se encuentran los sujetos hablantes. En las lenguas en las que hay distinción entre masculino y femenino, el femenino deriva del masculino y nunca el femenino tiene la forma principal, y ello se debe, evidentemente, a la situación social que tenía el hombre respecto a la mujer en la época en que se fijaron las formas gramaticales».
O la sicoanalista argentina Cristina Ravazola que construye la Metáfora del Colonizador: «Toda colonización impone un lenguaje. El uso de ese lenguaje forma parte a su vez de las políticas de supervivencia del colonizado. El colonizador no necesita conocer más lenguas que la suya. El colonizado sí necesita conocer la lengua del colonizador. Si reconoce que es colonizado, y si mantiene una fuerte lealtad y pertenencia a su red querrá también conservar su propia lengua. De no ser así, -adoptará sin conciencia de ajenidad- la lengua del colonizador. Hablará el lenguaje del otro. Eso implica que creerá lo que el colonizador cree, pensará lo que el colonizador piensa y, a veces, hará lo que el colonizador hace».
Termino -por ahora-, con las reflexiones acerca del lenguaje no sexista.
Voy a acompañar mi reflexión con palabras de Soledad Ruiz, «Las reglas gramaticales son un buen recurso para encubrir, con su carácter normativo, el miedo a la igualdad real»
Y es que tras avances conseguidos esta sociedad todavía tiene muchos pasos que dar; una de las asignaturas pendientes es conquistar el espacio público.
Parece que somos generosas y que en nuestro tradicional espacio privado, hemos dejado entrar al sexo masculino, pero mucho más trabajo está costando que el sexo masculino comparta con nosotras su tradicional espacio público, y el lenguaje que es la principal herramienta de comunicación, tiene un papel importante.
No solo el lenguaje oral ¡ojo!, sino el visual, pero eso merece otra serie de artículos exclusivos.
lenguaje inclusivo, LENGUAJA
«Nuestro propósito no es romper los principios comunicativos de la lengua española, ni de ninguna otra lengua, sino enriquecerla, al igual que las aportaciones de las mujeres enriquecen la vida social» Soledad Ruiz.
He estado muchos años impartiendo Talleres Formativos sobre Igualdad de Géneros en Institutos de Enseñanza Secundaria de Córdoba. A veces, tras la presentación que hacía el profesor o la profesora de turno, comenzaba como quien no quiere la cosa a hablar únicamente en femenino.
Polémica asegurada.
Rápidamente levantaban las manos los chavales reclamando atención, y las chavalas rebatiendo que cuando se hablaba en masculino ellas tenían que sentirse integradas.
Lo que quiero decir con esto que no es un tema baladí; que no frivolicemos con todo lo que esconde detrás el lenguaje.
Así podremos sentirnos más cómodas hablando en femenino.
Y si no… por economía del lenguaje, utilicemos el femenino de la palabra persona.
También he conocido propuestas de hablar con e, vosotres…
En cualquier caso, dejemos el miedo a un lado; solo quedará conocernos.
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Este post tiene fecha del 2017. Hoy 30 de octubre del 2022 estamos social y mundialmente viviendo momentos muy convulsos y cada vez tengo menos certezas. Sí en cuanto a los sentimientos, que eso todavía y hasta donde yo se, es algo difícil de ignorar y que puede escapar de toda lógica sin perder veracidad