Cuando ves que el trabajo que tienes que realizar es imposible en tan escaso período de tiempo… y quien te lo encarga lo sabe… y no te exige nada…
Una vez más dinero público gastado sin ton ni son.
Empleo temporal sin calidad.
Decepcionante
De más de 30. Parad@s de larga duración, así nos llaman…
¡Qué bonita Andalucía, cómo disminuye la tasa de paro!
Es difícil no personalizar.
Desde mi manera de entender este sistema, desde mi profesión como Trabajadora Social, desde mi situación de Parada de larga duración y beneficiaria de un Plan de Empleo, una mezcla de sentimientos es lo que vivo en estos momentos.
Me parece muy triste que dejemos que se juegue con nosotras de esta manera.
Decepcionante
Un grupo de profesionales perfectamente capacitados y con experiencia de trabajo a sus espaldas, -la mayoría tenemos más de treinta…-, somos contratadas para seis meses en un puesto de trabajo sin contenido en una administración pública, donde hacemos -si las hacemos-, funciones que no se corresponden a nuestra categoría profesional, donde cobramos un sueldo muy por debajo de lo que nos correspondería, donde nos codeamos con colegas que cobran el doble o el triple, donde nos regimos por un mismo Reglamento Municipal solo para algunas cosas…. y donde paradójicamente tenemos que mendigar el trabajo para no estar de brazos cruzados. Todo financiado por la Unión Europea y la Junta de Andalucía.
Y lo hacemos sin protestar.
Decepcionante
Será que no asumimos esta compleja y global situación que nos supera como individuos y como sociedad; nos cuesta entender que el estado de bienestar murió hace tiempo y que el futuro está por hacer.
Vivimos bajo la falacia de la recuperación económica y de que las instituciones que mantenemos sobreviviendo velan por nuestro bienestar. Socialmente esto es el Síndrome de Estocolmo.
Dos meses en ubicarme entre permisos y protocolos; tres administraciones involucradas y somos personal en terreno de nadie. No somos imprescindibles, por lo que tenemos contratos temporales, tu tarea -si la tienes-, no tiene ninguna relevancia, nadie se responsabiliza de nada, todos, todas, echan los balones fuera…
Y ahí estás tú con las ilusiones rotas una vez más; pero ¡qué importa eso!, las tasas de paro bajarán en las próximas estadísticas… y sonríe, que es navidad.
“Defendamos lo público”, es consigna de mi ayuntamiento. Pero “lo público” se ha convertido en el bienestar de unos pocos privilegiados en nombre de unos muchos, que además molestamos si abrimos la boca; conmigo que no cuenten… ¿o sí?
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