Este 2018 para mí ha sido patético; y este nuevo año 2019 se ha presentado con esperanzas… menos mal 🙂
Han pasado estos días de «fiesta» entre comilonas, encuentros, desencuentros…, y si en algo coincidimos casi todo el mundo, es que esta fechas son familiares.
¿Quién no ha visto algún amigo o amiga de la infancia, quien no se ha reunido con alguien a quien hace tiempo que no ve…?
Disfamidad
Pero no todos los núcleos familiares son tan apacibles como la envidiable familia cisne que aparece en la foto.
Muchos de los problemas personales comienzan en un grupo disfuncional; en un entorno primario que nos enseña, nos castiga, nos arropa, nos condiciona… y que suele dejarnos una huella tan profunda que hasta podemos dejarnos la vida intentando separarnos de ella.
Lo normal es que una persona que provenga de una familia disfuncional, -y todavía no conozco ninguna que no lo sea-, reproduce esas características en sus relaciones. Dicen que de no tratarse profesionalmente, esta cadena continúa y se agrava en las generaciones siguientes.
Así que aparte de algún kilo de peso, más de una y más de uno tendrá que reestructurar su ser y sus costumbres después de estas fechas tan entrañables 😉
Otra de las cuestiones con las que me encuentro yo en particular, y estoy segura que casi todo el mundo en sus círculos más íntimos, son los micromachismos; esas manifestaciones de machismo tan sutiles, socialmente aceptadas, que a menudo pasan inadvertidas.
Es un machismo subterráneo, que no hace saltar nuestras alarmas la mayor parte de las veces, pero que siguen relegando al sexo femenino a estereotipos y roles secundarios en la soiedad.
Son ese tipo de cosas como poner las mesas o preparar las comidas familiares, el quién se levanta de la mesa cuando falta algo, los silencios, los ninguneos a las féminas, el usar una comunicación paternalista, el usar un humor denigrante hacia el género femenino… etcétera, etcétera.
En este camino hacia la igualdad, más bien yo diría en este camino de respeto a la diversidad, nos queda mucho que recorrer.
Esperemos que año recién estrenado sea para celebrarlo cuando termine.
Y tú,
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