Llegan tiempos de elecciones y no puedo aguantarme las ganas de opinar.
Hace tiempo que dejé de ilusionarme por algún proyecto político, incluso por Podemos y sus círculos participativos.
Lo que viví al principio durante mi tímida entrada en Podemos, es lo que luego casi se carga el movimiento: luchas de poder, protagonismos… todo bajo ese paraguas solidario y combativo; mucha hipocresía en definitiva.
Esta sociedad está dominada por el afán de poder económico o social de algunos, y Podemos no podía salvarse de eso; aunque nos resulte más fácil descargar nuestra decepción y responsabilidad en el cabeza de turco Pablo Iglesias.
Cuando hablo de Política, limitarme a hablar de nuestra corrupción, es como quien opina de Europa sin haber salido del pueblo. Y aunque no puedo presumir de tener una amplia experiencia de campo, sí tengo la suficiente como para no ser tan cazurra y demonizar solamente a Sánchez o a Rajoy…
¿Has oído alguna vez hablar del Club Bilderberg? Probablemente no. Yo tampoco, pero sé que existe.
Es una reunión anual casi secreta donde invitan a los mandamases de los países más ricos; o a los mandamases de los ricos; o a los ricos de los países más pobres; o…, qué más da. Porque ¿quién invita?, ¿quién dirige el cotarro?…
En una de las últimas reuniones invitaron a la Reina Sofía, o sea que estamos hablando de unos niveles desconocidos para “el populacho”; marionetas a manos de unos titiriteros despiadados es lo que somos.
Imagino que en esas reuniones decidirán si hay guerra o no, quien vende las armas, si conviene o no acabar con el hambre, si deciden explorar Marte o continuar con el genocidio de los diamantes de sangre…
El Tablero
Y ahora sí, vuelvo a las elecciones de este país.
Solo me queda explicar cómo veo la realidad en medio de todo este maldito circo mediático.
Para mí la política es un juego, como el Ajedrez.
La realidad es un tablero donde los que van ganando no quieren soltar amarras. Yo imagino sus corrillos, con sus peleillas, sus cotilleos… que si éste ahora se ha enrrollado con tal, o que si a que no sabes a qué se dedica la mujer de cual, o que si a ese le dieron el título en no sé dónde, o que si ese se ha librado de la cárcel de aquella manera…
Para un polític@ de un determinado partido, ganar las elecciones es como ganarle una partida al colega al que siempre le has tenido manía. Lo que hagan o no de su programa electoral es peccata minuta. Nosotras les importamos una mierda; porque no nos engañemos, está Su realidad y la del resto de los mortales, que ya los quisiera yo ver sobreviviendo con 400 euros al mes.
Porque esa gentuza que dice representarnos, viven muy bien, hoy aquí de político, mañana allí de director de banco, o pasado mañana de accionista de una multinacional, mientras no se salgan del tablero…
De lejos me imagino el juego y creo que el único que puede desestabilizar la partida y dar una sorpresa a las tropas –que somos los peones-, es Pablo Iglesias.
Es como la oveja negra de la familia, rebelde, con coleta, no lleva chaqueta… ese que todo el mundo sabe que tiene razón, pero al que nadie se la da.
Yo voy a mover esa ficha en estas elecciones, porque Pablo Iglesias es el único que habla abiertamente -cuando le dejan-, de la mafia que hay arriba -que no nos la podemos siquiera imaginar-, y el único dispuesto a enfrentarse a ella, que por eso es el centro de la diana.
Moveré la ficha de Unidas Podemos porque son los únicos que pueden hacer pupita a los mafiosos. A la vista está que se han empeñado en exterminarlo, pero sigue en pie y está dispuesto a dar la cara. Así que en esta familia yo me iré con la oveja negra y sus colegas, con el Pablo y con la Irene 😉
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