Hace tiempo ya que dejé de impartir talleres y charlas acerca de la igualdad de géneros, el masculino y el femenino. Ha llovido mucho y en todo lo que hace referencia a estos temas, también.
Recuerdo esa etapa de mi vida con agrado, crecí como persona y ayudé a muchos y a muchas adolescentes a entender algunas cosas de la vida, sobre todo a hablar y a relacionarse entre ellos con respeto. Incluso una vez me pararon por la calle un grupo de chavales para darme las gracias.

Ahora que tengo más años y las cosas muy claras, me indigna muchas veces el uso político y social que se está haciendo del feminismo o la violencia de género. Otras, me entristece la deriva que está cogiendo esta sociedad.
Y las sentencias judiciales en casos como el de Juana Rivas, o ahora en el juicio de Johnny Deep y Amber Heard, me confirman que el patriarcado no va a compartir su poder con nadie. La ideología de género es un circo que el machismo está utilizando para perpetuar su supremacía. El “Mujerismo”, se nos está vendiendo como verdad, y los hombres patalean defendiéndose de esa amenaza. Y está naciendo un discurso misógino cargado de odio y deslegitimación al sexo femenino, basado en la bondad o la inocencia del varón.
Quiero decir que estos argumentos son simples y se basan en la parte por el todo; y enlazo con el artículo anterior “Mujerismo Populista”. Son unos discursos vacíos de sentimiento que lejos de tener la razón se convierten en crueles y obvian la naturaleza de las mujeres y de muchos hombres, y sus circunstancias.
Se hace referencia a la maldad de la mujer por naturaleza, antiguo discurso propio de la más rancia escuela desde que Eva compartió su manzana con Adán.
Eclesiástico 26, “Si no se somete a ti, apártala de tu compañía”.
San Agustín, »La mujer es una burra tozuda, un gusano terrible en el corazón del hombre, hija de la mentira, centinela del infierno, ella ha expulsado a Adán del Paraíso.»
Claro que hay excepciones para todo y la excepción confirma la regla. No pretendo con este artículo nada más que reflexionar ante el discurso que nos están vendiendo. Como tantas otras verdades o mentiras que han salido a luz a raíz de la plandemia, este es otro tema en el que deberíamos estar lúcidos para saber separar el grano de la paja.
En nuestras manos está defendernos como personas y como especie. Una mujer es tu madre, tu hermana, tu hija… Un hombre es tu padre, tu hermano, tu hijo…
Merece la pena perder el tiempo en entendernos!
6-6-2022
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Tras años de vivir el feminismo cuando no estaba de moda, cara de pócker se me queda cuando veo a mujeres que jamás se han interesado e incluso han criticado a las feministas, vestirse de morado o cantar eslóganes como cuando íbamos de excursión; y a los hombres que las acompañan, también.
No nos confundamos; y el Mujerismo confunde. A mí no me incluye ese “nosotras” que engloba a las féminas cuando tan diferente y alejada de muchas compañeras de género me siento.
Parece que el mujerismo donde vale todo porque eres mujer, es la cara amable del hembrismo, lo que definimos como lo contrario al machismo.
No estoy quitándole importancia a eso de “la unión hace la fuerza”, lo hemos visto últimamente con las reacciones en “manada”, pero el feminismo es mucho más y si no se tiene el horizonte claro, es muy fácil confundir el odio acumulado de siglos hacia la opresión, por el desprecio al género masculino.
Estamos sumergidas en una ola de reacción de autodefensa masculina; ellos sobreviven su consecuente y natural rechazo a la pérdida de privilegios como pueden, y viven cualquier movimiento femenino como ataque.
Y nosotras pasamos más tiempo diciendo lo que tienen que hacer o no hacer ellos, que en mirarnos el ombligo y reflexionar sobre nuestra actitud para actuar consecuentemente.
Estoy harta de oír discursos feministas políticamente correctos, mientras la competencia, el ninguneo y las puñaladas por la espalda son la manera habitual de relacionarnos entre nosotras.
Seguimos tirando piedras sobre nuestro propio tejado, no somos capaces de alabar y reconocer los méritos de nuestras iguales aunque se nos llene la boca de igualdad.
Para mí el Feminismo es conocer y reconocer nuestro pasado.
No estamos donde estamos si muchas mujeres no hubieran perdido hasta la vida defendiendo el estatus que hoy disfrutamos.
Ha sido una lucha sin descanso, de siglos, en todas partes del mundo, en diferentes momentos de la historia…
Las mujeres siempre hemos representado papeles necesarios, y debemos reivindicarlo. Esto te da otra perspectiva, te hace mirar más allá de tu metro cuadrado…
El Feminismo es poner en cuestión las bases de nuestra educación, la socialización de las personas.
Es deconstruir el sistema patriarcal tan arraigado y que se camufla una y otra vez engañándonos.
El Feminismo es una ideología liberadora donde quedan fuera todo tipo de limitaciones por cuestión de género, raza o cualquier otra categoría.
Fallamos en la base de nuestra organización social. El machismo opresor tiene mil caras y el patriarcado sigue clavando sus garras. Quizás este fenómeno del mujerismo es otra estrategia para seguir perpetuándose, para que creamos que lo hemos conseguido.
El feminismo implica una transformación del sistema desde su raíz, teniendo como rentable el tiempo reproductivo, los cuidados, el establecer horarios de acuerdo a un tipo de organización social que facilite las relaciones sociales… una transformación de toda índole desde el punto de vista de los valores tradicionalmente considerados femeninos, que no quiere decir desde el punto de vista de las mujeres, o de una mujer que está en el poder sólo porque es políticamente correcto pero que responde a intereses económicos y de poder tradicionalmente masculinos…
Hemos visto a nuestras políticas, Susana Díaz, Soraya Sáenz de Santa María…, embarazadas, pariendo como si no pasara nada, renunciando a su yo más salvaje y femenino de amamantar a sus cachorros para seguir guardando su sitio en política.
En el feminismo cabe respetar y reconocer muchos tipos de personas y de relaciones sociales.
Superar ese corsé social del matrimonio heterosexual con descendencia, superar el corsé de la maternidad…
Y parece que cuanto más avanzamos en el camino de la igualdad, más pronto chocamos con algo.
Mujerismo Populista
He empezado este post diciendo Mujerismo populista.
¿Por qué populista?
¿Por qué no?
El populismo es una tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo.
Hago un paralelismo. El mujerismo dice defender los intereses y aspiraciones de las mujeres.
Y yo digo, de todas no.
El populismo es un término muy manido últimamente y que se utiliza con desprecio. A mí siempre me ha gustado lo que hace referencia al pueblo.
Nombro a algunos de nuestros grandes y reconocidos poetas: el poeta del pueblo, Miguel Hernández o Federico García Lorca.
¿Podríamos decir que fueron poetas populistas? La respuesta la dejo a tu criterio…
Pero ¿qué tienen que ver Miguel Hernández o Federico García Lorca con todo esto de lo que hablo?
Últimamente siento que vivimos en una vorágine donde todo vale, donde se cambia de chaqueta como de bragas, donde todo el mundo sabe de todo, donde se tira la piedra y se esconde la mano, y -cómo no-, donde todas somos feministas.
En las redes sociales es un suicidio el dar tu opinión, te caen encima las fieras buscando carnaza; hay una gran violencia verbal. Si opinas de algún tema referente a las mujeres, los lobos hacen su función hasta que muerden.
Echo en falta respeto por las diferencias. Y no me estoy refiriendo al colectivo LGTBI -que también-, sino respeto a las diferencias de opiniones. ¿Dónde quedó eso de debatir por el mero placer de debatir, de contrastar opiniones?
En el todo vale, no se argumenta, se desprecia, y las redes sociales están contribuyendo mucho a engordar esa violencia contenida. Las noticias en los telediarios son las tragedias y los escandalos políticos y/o de corrupción, las mujeres asesinadas…
¿Sabes que Federico García Lorca y Jose Antonio Primo de Ribera eran amigos?, dicen. Un maricón y un facha.
Sin entrar en profundidad en este hecho, me parece grande que estos dos personajes desafiaran la realidad social y buscaran un hueco para verse todos los viernes para cenar.
Quizás habría que recuperar algo de esos valores firmes pero respetuosos, donde se puede rivalizar en ideología pero fraternizar como hermanos, aunque suene a catequésis. Que no hay guerra más absurda que la de hombres y mujeres: hemanas/os madres/padres, amigos/as, novios/as…
Y en política, me da pena como el pueblo nos machacamos, el populismo de la calle que tanto desprecian los políticos, porque mientras nosotras discutimos, los de arriba siguen engordando y exprimiendo a los de abajo.
2 junio, 2019
Me ha e encantado es lo mismo que pienso yo , soy feminista no radical que odia ha los hombres y falta al respeto a todo el mundo y no hace falta ponerse desnuda para reivindicar derechos , no me gusta ese feminismo ,para mi es otra cosa . Me ha encantado
¡Qué bien Jose, me alegro de haber creado un espacio común!