No sé qué mecanismo funciona en el subconsciente colectivo en todos los estamentos sociales, que cuando no encajas en el estereotipo se te ningunea cruelmente.
Hablando de generalidad si no tienes familia, -familia = marido e hijos/as-, no tienes nada.
Nadie te pregunta por tus problemas, por tus responsabilidades… por no tener no tienes ni enfermedades, y si a esto le añadimos que la crisis se cebó contigo precisamente porque tuviste problemas de salud, porque no tienes cargas familiares, “no eres joven” y eres mujer, el mandato social pesa como una losa.
Si eres mujer, hay que tener hijos aunque no puedas mantenerlos y te encadenes de por vida a otra persona normalmente de género masculino, que en el peor de los casos acabará matándote.
Hay que ser muy fuerte para vivir con estos condicionantes sabiendo que si no cumples tu manido papel en la sociedad, el sistema te desprecia.
La dictadura continúa
Hace años que oí por primera vez hablar de la crisis. Yo entonces era una trabajadora temporal del ayuntamiento de mi ciudad y entre contrato y contrato, Artista.
Hace ya demasiado tiempo que estamos inmersas en una crisis no sólo económica, y hay por ahí quien se permite la osadía de decir que estamos saliendo de ella. ¡Cuánto sarcasmo!, ni Valle Inclán en su teoría del esperpento…
La sociedad en su conjunto es un auténtico despropósito. Almuerzas con los muertos de una patera y te escandalizas con otra violación múltiple; vas andando por tu barrio y ves vacíos los escaparates de las tiendas que han cerrado últimamente; ves los bosques arder y subir las temperaturas exageradamente; ves fábricas cerrar, ves cómo la sanidad pública es cada vez más deficiente, cómo el sistema público de pensiones y ayudas es ineficaz, y tantas barbaridades que miramos impasibles mientras a l@s polític@s les sigue engordando el bolsillo y a las mujeres nos van asesinando poquito a poco, como si no pasara nada.
Cada vez me merecen menos respeto las instituciones públicas y todo lo relacionado con el poder, el nacional y el internacional. ¡Cuántas muertes soporta sobre sus espaldas la traidora Europa!
Los medios de comunicación también entran en el grupo de los poderosos y de lo público; y también en el de los que pierden mi respeto.
Esta entrada no va de nada en especial. Hace mucho tiempo que veo tanto despropósito por doquier que me quedo sin capacidad de reacción.
En esta sociedad antisocial estoy aprendiendo a no esperar nada de nadie, pero continúo reivindicando lo que me parece moral y económicamente justo.
Una Renta Básica Universal e Incondicional, solucionaría muchos problemas y nos permitiría vivir con un mínimo de dignidad; aquí y en otras partes del mundo.
La Renta Básica no es caridad, es justicia
Trabajo, Empleo y Renta Básica
Cuando tengas tiempo, te animo a leer los artículos.
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