Dicen de l@s finlandeses que son la gente más feliz del mundo.
Finlandia es el mejor lugar para observar las auroras boreales; dicen que hay más bosques y agua que en ningún otro lugar de Europa, que es el único lugar donde podrás ver al auténtico Santa Claus, que es el mejor lugar para esquiar, que es donde el aire está más limpio… que es uno de los pocos países en el mundo donde las billeteras y teléfonos móviles perdidos se devuelven a sus legítimos propietarios…
Y además, es la cuna de personajes como ella, Eeva Kilpi.
Aquí os dejo con una poeta que me ha gustado por el mensaje y la libertad de sus versos. Me parece una poesía vanguardista y de la buena 😉
Esta mujer, Eeva Karin Salo, es una escritora y feminista finlandesa. Ha publicado novelas, colecciones de cuentos y poemas. Es una de las primeras voces feministas de la literatura de su país.
Como suele pasar, nadie es profeta en su tierra, es más conocida en el extranjero que en Finlandia; su poesía es calificada como humor feminista.
¿Te dejarías follar?
¿Te dejarías follar por quince euros? me dijo
en la parada del autobús a las 0.42
rodeados de calles vacías y congeladas.
Primero negué con la cabeza, pero luego le dije:
Por dinero, no, pero si pasas la aspiradora y friegas los platos…
Entonces él, a su vez, se negó
y se dio la vuelta abatido para seguir su camino.
Eeva Kilpi (Finlandia, 1928)
Dime si molesto
dijo él al entrar,
porque me marcho inmediatamente.
No sólo molestas,
contesté, pones patas arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
En 1956 Eeva Kilpi comenzó a trabajar como profesora de inglés, pero renunció a su cargo un año después para ser ama de casa y dedicarse a sus tres hijos nacidos. Insatisfecha con su matrimonio, comenzó a finales de la década de 1950 con la escritura. En 1966, Kilpi se divorció de su esposo.
Cuando uno ya no tiene fuerzas
Cuando uno ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
uno tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue
Su trabajo se caracteriza por figuras femeninas fuertes.
«Sus mujeres están… vivas, ya que son conscientes de la naturaleza dolorosa de su existencia, independientes, respetuosas de la creatividad y la emoción, cercanas y lejanas, abiertas y reflexivas, tal como parece ser la autora», dijo la crítica literaria.
Princesa, poema
Virginia vídeo-poemas
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