
Federico García Lorca y Salvador Felipe Dalí
Una de las historias más fascinantes y tristes entre dos de los personajes más relevantes de nuestro panorama cultural.
Su relación trascendió la simple amistad. Se conocieron en 1922 en la Residencia de Estudiantes de Madrid (cuando tenían 24 y 18 años respectivamente). Fue una gran historia de amor aunque nunca llegara a consumarse.
No puede decirse que Lorca influyera activamente en la obra de Dalí, aunque está muy presente en los cuadros de aquella época; al menos en doce de sus obras aparece la cabeza de Lorca junto a él mismo.
Recordemos uno donde aparecen sus cabezas fundidas, o ese otro donde la sombra de Dalí proyecta la cabeza de Lorca.
Dalí era muy crítico con la obra de García Lorca. Cuando se publicó el Romancero Gitano, Salvador le dijo a Federico, “Tú eres un genio y lo que se lleva ahora es la poesía surrealista. Así que no pierdas tu talento con pintoresquismos”.
Y Federico le hizo caso; dio un golpe de timón a su obra. Si Lorca no hubiera conocido a Dalí hoy no tendríamos posiblemente Poeta en Nueva York.

En 1927, Buñuel, que había conseguido desbancar a Lorca en el corazón de Dalí, se lleva a éste a París para realizar juntos la obra cumbre del surrealismo cinematográfico Un perro andaluz.
Lorca, Dalí y Buñuel
Cuando se reencontraron en Barcelona, en el año 1934, ni el tiempo ni la distancia habían borrado esa relación.
En 1936, fecha del asesinato de Federico García Lorca, ya se habían distanciado.
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