…Y se impuso la vida.
Se lo agradecí; lo decidió todo y me dejé llevar.
Mi aventura en el extranjero, mis expectativas ante una nueva oportunidad se han quedado guardadas. Siento que estoy siguiendo a mi corazón y estoy conforme, que no resignada.
Íntimas contradicciones
En algunas ocasiones tengo sensación de fracaso, y a esto seguramente contribuye mi actitud ante la vida, no voy a quitarme responsabilidad; aunque esto lo digo por ser políticamente correcta sinceramente, 😉 porque otras veces pienso que todo es cuestión de escala de valores o de expectativas.
En esta sociedad no se valora el camino del corazón, económicamente digo, que es como lo valora todo el sistema capitalista; y nosotr@s también, que para eso estamos dentro de él.
Claro que siempre están l@s que «aprovechan» el momento. Salvando las excepciones y la buena voluntad, -no es mi intención que alguien se ofenda-, ante este pesimismo extendido socialmente, ante este sin sentido globalizado que nos reprime y nos avasalla, surgen l@s gurús espirituales para iluminar el camino de l@s demás.
Y mucha gente se engancha a ell@s como a una tabla de salvación, como los creyentes de cualquier religión a su fe; y esto mientras le sirva a la persona en cuestión, no es ni bueno ni malo.
Yo he sido educada en la religión católica, he practicado tai-chí y he tenido contacto con maestros taoístas, también he practicado yoga… y veo que todas estas disciplinas coinciden en los mismos principios.
Al fin y al cabo son religiones de otras culturas. Me siento ridícula cuando al finalizar una clase de yoga tenemos que juntar las manos y decir “Namasté”; como en mi foto de comunión… “Amén”.
Supongo que todo este mundo espiritual me provoca el mismo rechazo que lo hizo la religión católica en su día, y así como “cualquiera” puede ser cura, “cualquiera” puede ser profesor/a de yoga…
Y en todos estos guías espirituales -en muchos-, veo esa creencia de que lo suyo es lo válido, y de que las demás personas estamos equivocadas. Esto no me gusta, no me siento respetada en mis creencias y hace que lo cuestione todo. Porque desde un punto de vista sicológico, diría que hay una necesidad excesiva de aprobación y reconocimiento social por parte de l@s que se llaman a sí mism@s, maestr@s…
Este tema da mucho de sí…
Pero sigo con mis contradictorias intimidades 😉
La sensación de que los demás, -por «los demás» me refiero a mi círculo más cercano-, siempre esperan algo distinto de lo que soy, a veces es asfixiante, porque evidentemente nunca llego a satisfacer las expectativas de nadie.
Otras veces, cuando soy capaz de mirar más lejos o más cerca, me siento bien conmigo misma y soy feliz. Siento que soy más feliz que nadie, capaz de disfrutar de las pequeñas cosas, y mucho, mucho más libre que mucha gente.
Pero no estoy libre de “pecado” y vuelvo a caer dentro de ese saco del que poca gente se libra. Las redes sociales. Redes, su propio nombre lo indica, y eso que sólo utilizo una…
Muchas mañanas me levanto con el propósito de no entrar en el artificioso mundo del Facebook; sin embargo entro. Y digo yo, algo me aportará… aunque me aburra, porque me aburre enormemente. El face no me sirve para hacer negocios, no me sirve para ligar, no me sirve para desahogarme, ni para confraternizar… sólo para saber de qué pie cojea cada uno y cada una…
Gran parte de nuestra realidad hoy en día, es lo que vivimos en las redes sociales o lo que no vivimos. No he visto herramienta más útil que internet para tirar la piedra y esconder la mano; para insultar, para vejar, para presumir… en definitiva para falsear la realidad o distorsionarla radicalmente.
La infelicidad y la mentira intentan esconderse entre frases grandilocuentes y dibujos ingeniosos. El desempleo, los trabajos basura, la corrupción política, la falta de información veraz, la violencia, el machismo, la falta de perspectivas…
La desdicha generalizada que nos ha tocado vivir -a unas más que a otras-, se camufla bajo el postureo de la imagen y la palabra. Nunca he visto tanta gente políticamente correcta y tanta solidaridad juntas…
Algo a lo que no me acostumbro ni quiero acostumbrarme es al machismo. Un día sí y el otro también, alguna mujer asesinada; esto se está convirtiendo en una macabra rutina. Por no hablar del día a día cuando tropiezas con algún tipejo desagradable que paga su frustración contigo.
Estas son algunas de las cosas que últimamente me rondan la cabeza y acabaré este post con unos versos de Antonio Machado que siempre levanta el espíritu.
…Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar…
(Publicada el 21-02-2020, recordada 09-06-2020)
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