Me siento con mis cuentos como Julio Verne con su «Nautilus» prediciendo el submarino.
Este es otro relato que escribí hace años y que parece que me lo han inspirado acontecimientos recientes.
«Saturno devorando a sus hijos» es un cuadro de Goya pertenecientes a sus pinturas negras. Para mí representa el horror y la destrucción.
y es que siento que estamos en este punto, al límite.
Al límite de la pobreza, al límite de la explotación, de la destrucción, al límite de la riqueza, de la libertad, al límite de la salud, al límite de la sensibilidad…
O como decía Gloria Fuertes, «Al Borde»…
Cuando pienso en la situación que estamos padeciendo tantísima gente en el planeta de precariedad, de hambruna, de guerra…
Cómo juegan con nosotros los grandes poderes económicos que son esa minoría del cuento, cómo han patentado el covid 19 y ahora están haciendo negocio a costa de vidas humanas… Lo modifican en sus laboratorios…
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(Actualizada el 3-9-2020)
El Planeta del Absurdo
Este planeta estaba gobernado por la especie humana.
Lo cual era absurdo, porque las personas necesitaban de las demás especies para sobrevivir, y basaban su poder en algo llamado inteligencia, en nombre de la cual, cometían grandes atrocidades.
De la especie humana, había algunas personas con ansia de poder, que marcaron líneas divisorias y limitaron el territorio.
Lo cual era absurdo, porque el planeta por sí solo ya tenía líneas divisorias, que se llamaban mares, ríos y montañas.
Las personas que tenían ansia de poder no se conformaban con poner límites a la tierra, sino que limitaron a las demás personas para sentirse importantes.
Lo cual también era absurdo, porque todas las personas en la tierra eran iguales.
Y sucedió entonces que las personas que no tenían poder y que eran una mayoría, no hicieron nada para evitar el control de las personas con poder que eran minoría.
Lo cual fue absurdo, porque la mayoría vivió sometida a la minoría.
Además, las personas con poder deseaban controlar el planeta entero; y gastaban y malgastaban la energía del planeta, ensuciando los ríos, los mares y las montañas.
Lo cual fue absurdo, porque las especies animales y vegetales de las que las personas se alimentaban, fueron desapareciendo poco a poco.
Y esta absurda minoría de personas con poder, se adueñó de todo el alimento que quedaba en el planeta.
Lo cual aparte de absurdo, era patético, porque esta pequeña minoría tenía que ponerse a dieta por sobrepeso, mientras que la mayoría, moría de hambre.
Ante tanta sinrazón la especie humana fue enloqueciendo.
Y como no quedó energía en el planeta, ni ríos, ni mares, ni montañas, ni nada que comer, ni nadie a quien dominar, las personas presas de la locura fueron aniquilándose unas a otras.
Lo cual no deja de ser absurdo, pues un planeta en el que todas las especies existentes podían haber vivido sin ningún problema, desapareció de la faz del universo.
…Y según los restos obtenidos en las excavaciones meteóricas, no deja de ser absurdo el comprobar que si el planeta tierra viviera de nuevo, ocurriría exactamente lo mismo.
Se ha comprobado científicamente que el cerebro humano a pesar de tener inteligencia, no da para más.
🙁
(Publicada el 9-7-2017, relato escrito 2004)
Virginia
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