Lola después de dejar a Manuela, llegó a su casa con una sensación extraña.
Se preguntaba si racionalmente tenía motivos para estar enfadada con su amiga, porque la conversación que habían mantenido en la tasca la había enojado bastante. Ella sólo había pretendido abrirle los ojos y mostrarle la verdad, y Manuela desapareció del bar furiosa, culpándola de los problemas de su pareja.
Lola pensaba que Manuela había sido injusta y egoísta, aunque en el fondo de su corazón supiera que era cierto que a veces había sentido envidia de ella. De su amor duradero y de muchas cosas.
Porque Lola había tenido que renunciar a mucho por ser madre tan joven. Lo primero, a su sueño de ser actriz. De pequeña hablaba con los espejos, se disfrazaba con cualquier trapo que encontraba y le interpretaba a su madre y a tía Mercedes, mil y una historias. Decía que siendo actriz podría convertirse en todo lo que quisiera.
Pero antes de acabar sus estudios, Lola se enamoró y se entregó al amor con descuido. Nació la pequeña Marta y tuvo que comenzar a trabajar en una panadería. A ese empleo y a su fuerza de voluntad, les debe todo lo que tiene. Consiguió emanciparse de la casa materna y sacar a su hija adelante. Y aunque ahora regenta su propio negocio, tuvo que renunciar a todos sus sueños…
La mayoría de las veces en que Lola se sentía sola, llamaba a su amiga Manuela. Compartían las tristezas y las alegrías, pero no podía evitar compararse con ella porque Manuela parecía tenerlo todo. Su carrera, su novio, su buen trabajo…, y lo más anhelado por Lola, tiempo…
Lola sentía que le había tocado vivir una vida difícil. Y ahora que Marta era casi una mujer y la mayoría de las veces no quería a su madre a su lado, un frustrante sentimiento de vacío se apoderaba de ella y hacía que sintiera celos hasta de su amiga Manuela.
A veces Lola se pregunta donde quedó aquella chiquilla valiente y temeraria que un día desafió a la humanidad ilusionada por traer al mundo una criatura. Las peores de las veces, piensa que murió en aquel parto. Pero otras muchas siente que esa niña sólo está escondida, esperando salir para sentir de nuevo la vida plenamente y volver a retar al mundo sin rencores.
…Y quizás se estuviera acercando el momento.
Daban casi las diez en el reloj cuando sonó el teléfono. Era Marta diciendo que llegaría más tarde a casa.
¿Qué opinas?