
El doctor Vernon Coleman, una de las voces más prestigiosas que se han alzado contra la narrativa oficial de la plandemia, alerta de que la humanidad corre un serio peligro de ser aniquilada por la vacuna Covid.
Dicha «vacuna» reemplaza nuestro sistema inmunológico innato por uno artificial, que hace de los vacunados un laboratorio capaz de fabricar mutaciones del virus, mutaciones contra las que ya no estarán protegidos.
Este proceso de fabricación constante de virus no se puede detener, ya que los vacunados se han convertido en organismos genéticamente modificados.
Los vacunados irán propagando las variantes mutadas a su entorno, y se convertirán así en una verdadera bomba vírica para los no vacunados.
El Compendio de Andrómeda
Alex Collier
1-2-2022
“El hombre es un lobo para el hombre”, decía el filósofo Hobbes en el siglo XVIII; y yo lo suscribo en pleno siglo veintiuno tras más de un año de pandemia (decir plandemia es suficiente para que los defensores del discurso oficial, dejen de leer).
Con los efectos secundarios y las muertes que están provocando las “vacunas”, me pregunto qué tendrá que pasar para que la sociedad abra los ojos; y cuando hablo de socidad, hablo de mayoría, esa plebe que por miedo se contentan con el “pan y circo”.
Estamos tan domesticados que somos nuestros propios verdugos, nos acusamos, nos delatamos, nos criticamos… por cuestiones tan ridículas como la de llevar o no mascarilla para defendernos de una enfermedad, que medica y científicamente está más que probado que tiene una letalidad bajísima.

Y seguimos dejandonos gobernar por unos impresentables que se mueven exclusivamente por criterios económicos. Los que deben defendernos están arruinando nuestro país, nuestra sanidad, nuestras escuelas… y nuestra salud mental y social.
Estamos en manos de títeres sin escrúpulos que obedecen sin rechistar a los crueles amos, que utilizan a su brazo armado que son los medios de comunicación. La tele dice “mierda”, y nosotros decimos “amén”.
El miedo es la verdadera pandemia de este siglo. Pero “el valiente ha sido valiente hasta que el cobarde ha querío”. Y la opresión suele dar lugar a la revolución.
Y siguiendo con la historia, en el siglo XVIII, cambiaron muchas cosas. Y también rodaron muchas cabezas…
…Que cada uno y cada una reflexione…
23-08-2021
La «pandemia» continúa
Parece que a la élite le está costando más trabajo del que pensaban imponer su plan de dominación, y llevamos más de un año con la “pandemia”.
Pero siguen manipulando la información.
Ahora que por circunstancias de la vida estoy de nuevo en casa de mis padres y veo la televisión, me doy cuenta del daño que nos hace este aparatejo, es terrorífico cómo nos manipulan.
En estos enlaces de abajo la filóloga, escritora e investigadora Carme Jiménez Huertas nos explica desde el punto de vista del lenguaje, los mecanismos en los que se ha basado esa élite maquiavélica para imponer su poder; y nos da pistas sobre cómo debemos actuar para hacerles frente.
La charla está dividida en partes. Merece la pena escucharla.
Es triste cómo desde arriba, siguen dividiendo a una sociedad que en todo el mundo, ya estaba castigada por la diferencia de clases (económica).
Personalmente he tenido más de un enfrentamiento con gente cercana por nuestras diferencias de criterios. Estamos los disidentes, negacionistas, rebeldes… o como quieras llamarnos, y los que acatan los criterios del estado; en nombre siempre de la seguridad colectiva, claro.
Carme Jiménez Huertas ahonda en esta situación, y explica lo “difícil” de que tanto unos como otros, entendamos las demás posiciones.
Me veo muchas veces defendiendo una realidad que ahora veo tan clara, que sin darme cuenta menosprecio a los demás; cuando hasta hace poco yo estaba igual de ciega.
Pero el control de la población es tan evidente, que cuesta trabajo entender cómo mucha gente no ve cómo nos empobrecen mientras los ricachones viajan por placer al espacio, o nos suben el precio de la luz.
Aunque vete tú a saber lo que hay de cierto en todo este circo.
Y es que la realidad es tan cruel y despiadada, que cuesta creer que todo, TODO, está minuciosamente orquestado. Como dice Carme Jiménez, nos quieren convertir en sus perros, ya tenemos bozal (mascarilla) y chip (vacuna).
20-07-2021
Tras la máscara
Esto es lo que escribía cuando empezamos con toda esta locura del covid.
Quién me iba a decir que íbamos a llegar a este punto desesperante e injusto. Es bueno hacer memoria.
05-02-2021
Un vídeo revelador que confirma el dicho «la realidad supera la ficción». Las peores sospechas se confirman.
Se desvelan mentiras, traiciones, intereses económicos, políticos… y una información muy valiosa acerca de la farsa del coronavirus que nos amordaza.
Terrible 🙁
PLANDEMIA
(Actualizado 26-08-2020)
Alguien me dijo, “estamos en jaque”, y la pregunta es, ¿mate?
Ya hace seis meses que empezó esta pesadilla de la pandemia con el confinamiento, que por cierto, por la muerte de cáncer durante esos días de la persona con la que convivía, para mí fueron bastante duros.

No voy a hablar de la pandemia en datos ni a argumentar nada, creo que eso lo hacen bastante mejor que yo los expertos; además que sería muy largo, hay argumentos para todo.
Sí quiero hacer valer mi opinión como ciudadana, que para eso estoy sufriendo en mis carnes la desinformación y las normativas cambiantes y absurdas.
Durante el confinamiento l@s niñ@s han estado encerrados. Ahora nos obligan a llevar mascarilla a tod@s, menos a l@s niñ@s…
Si estás en un bar de pie tienes que ponerte la máscara, si te sientas a tomar algo, puedes quitártela…
Si con mi Esclerosis soy persona de riesgo -como tanta gente con enfermedades crónicas-, ¿por qué no estoy controlada por las autoridades sanitarias y nos hacen un seguimiento?, sería lo más razonable.
Dicen que los centros de salud están colapsados y yo cada vez que voy a uno veo otra cosa.
Hay una cola larguísima para entrar, y tienes que contarle tu problema a un vigilante de seguridad o a la persona que está en recepción, que la mitad de las veces te mandan para tu casa; o te dicen que te llamará el médico, un médico que no es el tuyo y que además, como “está saturad@”, puede que ni te llame.
¿Esta es la nueva normalidad? ¿A esto es a lo que hay que acostumbrarse, a la atención médica telefónica?
Para mí l@s sanitari@s nunca han sido héroes, sólo personas haciendo su trabajo; como los bomberos o los policías… Y creo que a algunos profesionales que sufrían la saturación del sistema, esto del covid les ha venido muy pero que muy bien.
El empleo se está destruyendo en nuestras narices, y solo nos preocupamos de delatar al de al lado, que si mascarilla si, o mascarilla no; como en otros momentos tétricos de la historia,
¿Ya a nadie le preocupa el calentamiento global?, ¿ni el cáncer?, ni las guerras, ni el hambre en el mundo…
Tras la máscara
Se está implantando la tecnología 5G, que permitirá navegar 10 veces más rápido que con la actual, tendremos muchos más dispositivos conectados al mismo tiempo, los electrodomésticos de las casas, el mobiliario urbano, los coches… ¡todo!
La tecnología 5G se encuentra en una etapa temprana de implementación y los estudios sobre la exposición a los campos de radiofrecuencia aún están bajo investigación; por esto es por lo que la OMS no ha detectado ningún efecto adverso para la salud, aunque Ecologistas en Acción y otras voces piden estudios específicos sobre la radiofrecuencia y nuestra salud.
La 5G también abre el debate sobre la libertad y la seguridad personal. Todo nuestro mundo estará conectado a la red en todo momento, por lo que seremos más vulnerables a la manipulación.
¿Seremos más vulnerables a la manipulación?
Esto me lleva a cuestionarme las normas que nos están imponiendo con la excusa del covid, -la distancia de seguridad y la máscara-, dentro de una política global que está empobreciendo brutalmente a los países en este “mundo global” que hemos creado.
Siento que no tenemos capacidad de reacción ante tantas cosas que están sucediendo al mismo tiempo; en un mundo global, la mirada debe ser global.
También he oído en algún lugar que estamos viviendo la tercera Guerra Mundial.
¿Quién sabe? Lo que sí es cierto que el mundo está “patas arriba”, y algún día esta era de la información, de las redes sociales, de la tecnología, seremos historia.
Y alguien nos estudiará y se echará las manos a la cabeza de ver lo que estamos soportando; y nos mirarán incrédul@s, como ahora miramos los campos de concentración nazis y les costará trabajo entender por qué no hicimos nada para cambiar el curso de los acontecimientos.
Y yo me pregunto si para entonces habremos dejado de hablarnos?, ¿habremos dejado de besarnos?, ¿habremos dejado de hacer el amor?…
(Actualizada 21-08-2020)

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Desde que empezó esto de la pandemia en China, ya me molestaban las noticias del telediario, porque me parecía una sicosis colectiva enfermiza.
Pero el caos se fue expandiendo como el mal humo, y llegó a España. Curiosamente parecía que el bicho sabía que por el sur nos asustaban más los alquileres y las hipotecas que su nefasta influencia; por eso se cebó por el norte del país.
Primero atacó a las personas mayores, y como no ha acabado de saciarse, ahora va también a por los jóvenes.
Quiero que quede claro el mayor de mis respetos a los fallecidos y a sus familiares por esta causa. Yo perdí de cáncer a una persona muy querida y muy cercana durante el confinamiento; no pude decirle adiós y la sigo llorando como si acabara de suceder.
Suelo ser una persona muy crítica y muy inconformista, y en toda esta historia hay cosas que me chirrían desde el principio.
Desde que nos confinaron, las órdenes de actuación han ido variando según el momento y las circunstancias. Que si la mascarilla sí, que si los guantes, que ahora los guantes no, que la distancia de seguridad, que si la distancia es de metro y medio, que si es de dos metros, que ahora la mascarilla es opcional, que ahora es obligatoria…
Sinceramente todo esto me resulta un circo muy, pero que muy global.
No sé qué intereses estarán en juego; supongo que bajo la simple mirada de una ciudadana en paro, está demasiado claro que este planeta no puede sostener a tanta gente.

No suelo ponerme mascarilla, salvo cuando voy a comprar. No por rebeldía o egoísmo; sí por despiste y convicción. O al revés 😉
Soy una persona con una enfermedad crónica, y por lo tanto, grupo de riesgo, según dicen. Pero en nombre de mi buena voluntad, acudí un día al centro de salud pidiendo que me hicieran las pruebas de detección del bicho por responsabilidad conmigo misma y con l@s demás. Casi me echan la bronca por acudir al ambulatorio y volvieron a mandarme para casa.
Tengo muy mala memoria.
Siempre que salía a pasear a mis perros me olvidaba de la mascarilla, por lo que ante las miradas inquisidoras de l@s viandantes, opté por echar una en el bolso, vaya que la poli me dijera algo.
“Mascarilla antimultas”; porque sin ser enfermera ni nada de eso, puedo llegar a entender que no puede haber algo más antihigiénico que un bolso. Vamos que me imagino yo al “corona” andando por la calle, encontrarse con mi mascarilla, y frotarse las manos diciendo “¡bieen, hoy fiesta multirracial!”.
Aparte, mi compromiso con el medioambiente me impide usar cada vez una mascarilla nueva; ya está bien de echar mierda al medioambiente.
Yo las reciclo. Un enjuague rapidito con agua y lejía y ya está lista para entrar de nuevo a mi bolso 😉
Tras la máscara
En fin, no quiero ironizar con la tragedia de nadie ni faltar al respeto; ni que l@s más alarmistas penséis que soy una kamikaze.
Creo que hay menos contaminación no porque se estén adoptando políticas verdes por parte de los gobiernos, sino porque se están cerrando muchísimas industrias y se está dejando sin trabajo a muchísima gente.
No se ha podido encontrar mejor excusa para que una gran mayoria de la población vivamos en la precariedad, presas del miedo y seamos fácilmente manipulables.
Creo que el individualismo que tanto daño nos ha hecho como sociedad sigue campando a sus anchas, y ahora más cómodo si cabe, tras la máscara.
Por ejemplo mis vecinos, montan una parafernalia con las mascarillas y las pantallas hasta en la azotea, y he tenido que llamarles la atención para que no dejen la basura en el rellano de la escalera.
O esa otra gente, que no te dan los buenos días vaya que les contagies; o los que parece que contestándote al saludo se están tragando tu bicho.
Tras la máscara quedan nuestra individualidad y nuestras emociones. Esta pandemia está atacando a nuestros sentidos… y da miedito.
El coronavirus no me preocupa más que el cáncer.
Y creo que es de ser demasiado crédulo@s, el pensar que “después de esto” vamos a ser mejor personas.
¿Después de qué?
(Publicada el 20-07-2020)
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