Poema escrito los días antes de emprender el Camino a Santiago de Compostela, y recitado después de llegar a Santiago, en la Capilla de San Bartolomé, en Córdoba, 2013.
Al límite, soledades. Fatigas de trigo. Hay una piedra que lleva tu nombre en el camino; como en la vida queman el llanto y las risas compartidas. Dame de beber tus lágrimas, peregrina. (Virginia)
La catedral de Santiago está regada con lágrimas. Las mías desbordan los muros de esas nubes blancas, coquetas y majestuosas que mecen el cielo compostelano. En carne viva y agotada de esperanza, yo solo espero tu mano. (Virginia)
«Con alas en la cabeza y lagartijas en los pies«
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